Esta soy yo, son mis pensamientos, mis ilusiones, mis sueños en definitiva, os presento mi mundo, que espero que os guste y seáis muy felices en mi pequeño rincón de la fantasía y la magia...

domingo, 30 de diciembre de 2012

VACACIONES, VACACIONES...

VACACIONES, VACACIONES La primavera comienza cuando “el corte inglés” lo decide, ya no tiene que ver con el calendario o con el tiempo. Con las navidades ocurre lo mismo, un día cualquiera, después de volver de la playa, tienes que ir a comprar algo al supermercado y te encuentras que una balda completa está llena de turrones y mazapanes. Cuando quieren llegar las navidades de verdad, ya estamos hartos de los dulces típicos. Pocos días después comienzan los anuncios de las colonias en la televisión. Algunos son verdaderas obras de arte, pero de ahí a que salgamos corriendo a comprar una, solo por ver el anuncio, creo que hay un abismo. Algo muy curioso que se está dando ahora es que ya no son las firmas en perfumería las que se encargan de producir perfumes, cualquier cantante o actor famosos, tiene su colonia, y la promocionan como si fuese su olor. Lo que importa es la imagen, no la calidad del producto. Si por casualidad tienes la oportunidad de oler alguna de estas fragancias, hay algunas que verdaderamente huelen fatal, como si lo que envasaran fuese el sudor del personaje, y como son humanos… De verdad que aún no entiendo como pueden prestar su imagen para semejantes productos. Más adelante comienzan a enseñarnos los adornos nuevos, cada vez nos vamos pareciendo más a los americanos, una vergüenza. Los jardines se llenan de renos de colores y con luces, Papá Noel con su trineo pero es que ¿nadie se ha parado a pensar en que los renos no pintan nada en nuestras navidades? Aquí, lo nuestro, lo genuino es la vaquita, el buey, el pesebre y este año va Benedicto y nos dice que no, que no hay que ponerlos en el nacimiento. Pues yo los he puesto, busqué los más grandes que había, a penas se ve al niño Jesús. Mi belén tiene animalitos y son los que yo he querido, faltaría más. Yo me pregunto ¿No tendrá este hombre otra cosa en qué pensar que en eso?. Estamos perdiendo el norte, ya hasta “ twitea” ( sin comentarios). Ya nos vamos acercando a la navidad. Este año me propuse revelarme contra todo, que estas navidades fuesen completamente distintas a todas, que no me afectase en nada y seguir mi vida normal como si tal cosa. Todo iba bien hasta hace un mes más o menos. Estábamos en una reunión familiar y alguien preguntó algo sobre como íbamos a pasar las navidades, para repartirnos y poder coincidir todos juntos en algunas de las señaladas fechas. Todos me miraron a mí, a la que siempre organiza todo, me pillaron un poco fuera de onda y sin pensarlo solté la bomba. __ Este año no contéis conmigo, me voy de viaje todas las vacaciones. Paso de las Navidades. Si no hubiese dicho la última frase, quizás la reacción no hubiese sido tan exagerada. Hasta mi cuñado, el invisible, el que nunca habla, se puso hecho una fiera. Todos acabaron gritándome, mi madre llorando, mi padre consolándola. Mis sobrinos me miraban como si estuviesen viendo un “alien”, alguien poseído por una mente extraña, pero los muy cabritos lo que estaban viendo es que su mejor regalo se esfumaba, el que yo les hago todos los años. Mis hermanas, veían que la organizadora se ponía en huelga, y que les iba a tocar a ellas organizarlo todo y trabajar, cosa que hacía años que no hacían. Mi madre, la pobre, veía su casa llena de gente, de niños, de manchas y de sobras de comida para el resto de la semana ya que siempre se celebraba en mi casa. Mis cuñados, el invisible y los demás, veían peligrar sus preciosas pagas de Navidad, que yo dudaba si las cobraban o no , ya que nunca las había visto, ya que siempre todos los gastos corrían por mi cuenta. El hecho de ser la única soltera y no tener pinta de que eso cambiase nunca, se pensaban que casi me hacían un favor viniendo a celebrarla conmigo. En definitiva, el espíritu navideño de mi familia, la paz, el amor, las buenas obras y los buenos pensamientos en el momento de celebrar el nacimiento de Jesús, se estaba yendo de vacaciones. Me levanté de la reunión y solo uno de mis sobrinos se acercó a mí y dándome un abrazo me dijo: __ Tía, ya era hora de que espabilases. Busqué en mi bolso la cartera y le di un billete de cincuenta euros y un beso, cogí la chaqueta y me marché. Eso solo fue el principio. Las llamadas de teléfono y los intentos de encontrarse conmigo para darme la charla, por parte de mis hermanas, fue constante el resto de la semana, por no decir agobiante. Pude zafarme de todos los intentos, parecía que me estaba escondiendo de la mafia, me encontraba emboscadas por todas las esquinas. No consiguieron verme, ni hablar conmigo. Casi un mes me pasé huyendo de todos ellos, aislada de mi familia, parecía que no acababan de creérselo. El mismo día de la lotería, el veintidós de diciembre, hice la maleta y me fui al caribe, al sol. Nada más llegar, me encontré un chulazo moreno que me hizo olvidar todo lo que las navidades significaban pero, esa es otra historia… Por fin las vacaciones de Navidad fueron eso, vacaciones. De mi familia no volví a saber nada más, hasta que se fueron acercando las Navidades del siguiente año y esa también es otra historia... FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO NUEVO A TOD@S Isabelle Lebais.

viernes, 28 de diciembre de 2012

SE BUSCAN VILLANCICOS

Las luces encendidas en las calles, ese es el verdadero inicio de la Navidad. La paz y el amor se respira por todos los lados y lo que es más importante, el espíritu consumista se desborda o eso piensan y dicen los estudiosos. El comienzo de la Navidad, preludio de vacaciones, en mi caso se convierte en no librar más que los días señalados en rojo en el calendario y meter muchas más horas de lo normal. Este año más aún ya que falta personal, pero no podemos quejarnos, así que, lo que estoy haciendo no es quejarme, sino enseñaros el otro punto de vista. Trabajo en una tienda de regalos prácticos para la navidad, cosas útiles como dicen las abuelas, y con los tiempos que corren mucho más; pijamas, calzoncillos, bragas, camisetas y cada uno envuelto en su paquetito y con el nombre puesto para que no se confundan. Aunque parezca una tontería es muy importante que no se confundan los paquetes, ya que las bragas para unas tienen más categoría que para otras, por ejemplo; las que son para las hijas suelen tener el doble de valor que las que son para las nueras. El pijama para la suegra suele ser, “ese mismo…”, pero, la cosa cambia si vienen a comprarlo con el marido, suelen tardar un poco más haciendo como que eligen el más bonito y el que mejor le va a quedar, al final compran el mismo que si hubiesen venido solas, normalmente el más barato, pero le han dado mucho más valor por el teatro que hacen al escogerlo. Se ven comportamientos muy curiosos, según para quién sea el regalo. Un momento bastante gracioso es cuando un novio viene a comprar lencería para su novia y no se ha molestado ni en mirar la talla. Nos empiezan a mirar a una y a otra, para al final, abrir las manos, como si estuviesen cogiendo los pechos a sus novias y dicen muy serios y muertos de vergüenza, me entran en las manos así… Entonces tienes que adivinar la talla, y cuando pasan dos días vienen ellas a cambiar los conjuntos, porque si les valen no les gusta y si les gusta no les vale. Todo esto en un ambiente navideño donde los haya, con una música, que íbamos cambiando nosotras según el momento del día, porque la música influye sobre todo, en nuestros nervios. El año pasado y como novedad, introdujeron un nuevo sistema en los equipos de las tiendas, ya que somos una cadena de comercios, en el que nos preparan una lista de reproducción para que tengamos todas la misma música, y el estreno fue con los villancicos, veinte villancicos, alguno de ellos repetidos, para escuchar durante nueve horas seguidas ininterrumpidamente durante un mes. El primer día, fue divertido escucharlos, bueno, no el primer día, las primeras dos horas para ser más exactos. Después comenzó a ser un poco pesado el ritmo tan cansino y repetitivo. Al día siguiente ya sabíamos cual era el que venía después, entonces, se nos ocurrió poner el orden aleatorio en el reproductor. El tercer día ya sabíamos también cual era el que venía después, con muy poco margen de error. El cuarto día empezamos a escuchar las letras, que hasta entonces, como nos los sabíamos desde siempre, no nos habíamos parado a entenderlas y comprenderlas, porque los villancicos eran de los de toda la vida, esos que hemos cantado siempre en el colegio. Tontamente comenzamos a comentarlas entre nosotras cuando Raphael comenzó a cantar el tamborilero por enésima vez aquel día. __Si acaba de nacer un niño y aparece un tamborilero allí en la puerta, tocando el tambor como si fuese una marcha militar, no creo que el niño se riese, ni mucho menos, seguro que San José sale corriendo detrás de él hasta que lo pille para darle con el bastón, ese, que lleva en la mano. Fue un comentario de lo más tonto, con una clienta, pero se fueron sumando todos los que estaban en la tienda, todo el mundo opinaba y las risas comenzaron a oírse desde la calle, porque claro, bajo cero, sin calefacción en la tienda, pero eso si, las puertas abiertas de par en par. La gente que pasaba por la calle, se asomaba e incluso entraba para ver que estaba pasando dentro, la tienda se llenó de gente, el villancico acabó y comenzó otro. __Hacia Belén va una burra, ring, ring, yo me remendaba… y alguien dijo: __ ¿Que pasa, que las burras llevan timbre como las bicicletas? Fue como un resorte, como darle a un interruptor, las carcajadas fueron espontáneas, como una explosión de alegría. Ya nadie oía nada, los clientes no compraban, las vendedoras no vendíamos, todo el mundo buscábamos un sitio donde apoyarnos, para seguir riéndonos, alguna confesó incluso que se había meado… ( se compró después unas bragas), y cada vez entraba más gente para ver que sucedía. Eran unas risas nerviosas, de esas que cuando empiezas no puedes parar y que se contagia y te salen hasta las lágrimas. Las tres vendedoras lo más que pudimos hacer era ponernos al lado de la caja, porque no podíamos controlar a aquella cantidad de gente descontrolada, y comenzaba a dolernos las mandíbulas y el estómago, si seguíamos con aquello, alguien podía pasarlo muy mal, y se nos estaba yendo de las manos. Algunas señoras estaban al borde del colapso. Sonó el teléfono, aún no se como fui capaz de oírlo, lo cogí, era el jefe. La risa se me cortó de cuajo, al verme, mis compañeras supieron quién era el que estaba llamando. Nos habíamos olvidado de las cámaras de seguridad, que además de imagen tienen sonido, y con voz muy seria, me preguntó que si necesitábamos ayuda… con los clientes. Me recompuse como pude, para contestar y muy seria le dije: __ Tranquilo jefe, esta todo controlado, un graciosito que nos contó un chiste. Pero nada… La gente al oírme, y vernos las caras que habíamos puesto, pararon de reírse, y comentaban muy jocosamente el buen rato que habíamos pasado. La canción terminó y comenzó otro villancico. __ Beben y beben y vuelven a beber, los peces en el río, por ver a Dios nacer… No hubo más comentarios, la carcajada salió directamente, mi compañera fue corriendo hasta el ordenador, y quitó la música, cosa que a algunos no le hizo mucha gracia, pero que otros agradecimos, porque ya nos estábamos buscando una bronca. Cambiamos la lista de reproducción y pusimos salsa. Todo el mundo que estuvo en ese momento en la tienda, nos lo ha recordado durante el resto del año. Llevo ya varios días buscando en Internet villancicos, es importantísimo que nos hagamos con unas ocho horas de villancicos diferentes, todos los que podamos, a poder ser en inglés u otro idioma, si no lo conseguimos nuestro equilibrio mental puede tambalearse si tenemos que poner el mismo que el año pasado. Ese fue un rato divertido, el resto del tiempo es vender, envolver, colocar, guardar, dejar que te mareen para comprar unos puñeteros calcetines y siempre con buena cara y muy amablemente, oyendo veinte villancicos. Esto es así, hasta las ocho de la noche del día antes de reyes, que como la gente no ha tenido tiempo en todo el mes que llevamos con la dichosa campaña de Navidad… Increíblemente, a las ocho menos cinco siempre viene alguien que quiere algo, encima quieren elegir mucho, que se lo enseñes, le expliques y que se lo envuelvas muy bonito, gente muy amable y humana, buenos vecinos y buenas personas, que piensan mucho en los demás. Siempre nos preguntamos que habrán estado haciendo hasta ese momento. Las dependientas también tenemos familia, aunque no lo parezca, y nos gusta disfrutar de nuestro tiempo también, así que, por favor, una recomendación, si el día cinco de enero a las siete, no habéis comprado vuestros regalos, haced tarjetas de “ vale por…” Os lo agradeceremos y no nos acordaremos de todas vuestras familias, mientras envolvemos las bragas para la suegra y los calcetines para el suegro. FELIZ NAVIDAD.