Esta soy yo, son mis pensamientos, mis ilusiones, mis sueños en definitiva, os presento mi mundo, que espero que os guste y seáis muy felices en mi pequeño rincón de la fantasía y la magia...

viernes, 28 de diciembre de 2012

SE BUSCAN VILLANCICOS

Las luces encendidas en las calles, ese es el verdadero inicio de la Navidad. La paz y el amor se respira por todos los lados y lo que es más importante, el espíritu consumista se desborda o eso piensan y dicen los estudiosos. El comienzo de la Navidad, preludio de vacaciones, en mi caso se convierte en no librar más que los días señalados en rojo en el calendario y meter muchas más horas de lo normal. Este año más aún ya que falta personal, pero no podemos quejarnos, así que, lo que estoy haciendo no es quejarme, sino enseñaros el otro punto de vista. Trabajo en una tienda de regalos prácticos para la navidad, cosas útiles como dicen las abuelas, y con los tiempos que corren mucho más; pijamas, calzoncillos, bragas, camisetas y cada uno envuelto en su paquetito y con el nombre puesto para que no se confundan. Aunque parezca una tontería es muy importante que no se confundan los paquetes, ya que las bragas para unas tienen más categoría que para otras, por ejemplo; las que son para las hijas suelen tener el doble de valor que las que son para las nueras. El pijama para la suegra suele ser, “ese mismo…”, pero, la cosa cambia si vienen a comprarlo con el marido, suelen tardar un poco más haciendo como que eligen el más bonito y el que mejor le va a quedar, al final compran el mismo que si hubiesen venido solas, normalmente el más barato, pero le han dado mucho más valor por el teatro que hacen al escogerlo. Se ven comportamientos muy curiosos, según para quién sea el regalo. Un momento bastante gracioso es cuando un novio viene a comprar lencería para su novia y no se ha molestado ni en mirar la talla. Nos empiezan a mirar a una y a otra, para al final, abrir las manos, como si estuviesen cogiendo los pechos a sus novias y dicen muy serios y muertos de vergüenza, me entran en las manos así… Entonces tienes que adivinar la talla, y cuando pasan dos días vienen ellas a cambiar los conjuntos, porque si les valen no les gusta y si les gusta no les vale. Todo esto en un ambiente navideño donde los haya, con una música, que íbamos cambiando nosotras según el momento del día, porque la música influye sobre todo, en nuestros nervios. El año pasado y como novedad, introdujeron un nuevo sistema en los equipos de las tiendas, ya que somos una cadena de comercios, en el que nos preparan una lista de reproducción para que tengamos todas la misma música, y el estreno fue con los villancicos, veinte villancicos, alguno de ellos repetidos, para escuchar durante nueve horas seguidas ininterrumpidamente durante un mes. El primer día, fue divertido escucharlos, bueno, no el primer día, las primeras dos horas para ser más exactos. Después comenzó a ser un poco pesado el ritmo tan cansino y repetitivo. Al día siguiente ya sabíamos cual era el que venía después, entonces, se nos ocurrió poner el orden aleatorio en el reproductor. El tercer día ya sabíamos también cual era el que venía después, con muy poco margen de error. El cuarto día empezamos a escuchar las letras, que hasta entonces, como nos los sabíamos desde siempre, no nos habíamos parado a entenderlas y comprenderlas, porque los villancicos eran de los de toda la vida, esos que hemos cantado siempre en el colegio. Tontamente comenzamos a comentarlas entre nosotras cuando Raphael comenzó a cantar el tamborilero por enésima vez aquel día. __Si acaba de nacer un niño y aparece un tamborilero allí en la puerta, tocando el tambor como si fuese una marcha militar, no creo que el niño se riese, ni mucho menos, seguro que San José sale corriendo detrás de él hasta que lo pille para darle con el bastón, ese, que lleva en la mano. Fue un comentario de lo más tonto, con una clienta, pero se fueron sumando todos los que estaban en la tienda, todo el mundo opinaba y las risas comenzaron a oírse desde la calle, porque claro, bajo cero, sin calefacción en la tienda, pero eso si, las puertas abiertas de par en par. La gente que pasaba por la calle, se asomaba e incluso entraba para ver que estaba pasando dentro, la tienda se llenó de gente, el villancico acabó y comenzó otro. __Hacia Belén va una burra, ring, ring, yo me remendaba… y alguien dijo: __ ¿Que pasa, que las burras llevan timbre como las bicicletas? Fue como un resorte, como darle a un interruptor, las carcajadas fueron espontáneas, como una explosión de alegría. Ya nadie oía nada, los clientes no compraban, las vendedoras no vendíamos, todo el mundo buscábamos un sitio donde apoyarnos, para seguir riéndonos, alguna confesó incluso que se había meado… ( se compró después unas bragas), y cada vez entraba más gente para ver que sucedía. Eran unas risas nerviosas, de esas que cuando empiezas no puedes parar y que se contagia y te salen hasta las lágrimas. Las tres vendedoras lo más que pudimos hacer era ponernos al lado de la caja, porque no podíamos controlar a aquella cantidad de gente descontrolada, y comenzaba a dolernos las mandíbulas y el estómago, si seguíamos con aquello, alguien podía pasarlo muy mal, y se nos estaba yendo de las manos. Algunas señoras estaban al borde del colapso. Sonó el teléfono, aún no se como fui capaz de oírlo, lo cogí, era el jefe. La risa se me cortó de cuajo, al verme, mis compañeras supieron quién era el que estaba llamando. Nos habíamos olvidado de las cámaras de seguridad, que además de imagen tienen sonido, y con voz muy seria, me preguntó que si necesitábamos ayuda… con los clientes. Me recompuse como pude, para contestar y muy seria le dije: __ Tranquilo jefe, esta todo controlado, un graciosito que nos contó un chiste. Pero nada… La gente al oírme, y vernos las caras que habíamos puesto, pararon de reírse, y comentaban muy jocosamente el buen rato que habíamos pasado. La canción terminó y comenzó otro villancico. __ Beben y beben y vuelven a beber, los peces en el río, por ver a Dios nacer… No hubo más comentarios, la carcajada salió directamente, mi compañera fue corriendo hasta el ordenador, y quitó la música, cosa que a algunos no le hizo mucha gracia, pero que otros agradecimos, porque ya nos estábamos buscando una bronca. Cambiamos la lista de reproducción y pusimos salsa. Todo el mundo que estuvo en ese momento en la tienda, nos lo ha recordado durante el resto del año. Llevo ya varios días buscando en Internet villancicos, es importantísimo que nos hagamos con unas ocho horas de villancicos diferentes, todos los que podamos, a poder ser en inglés u otro idioma, si no lo conseguimos nuestro equilibrio mental puede tambalearse si tenemos que poner el mismo que el año pasado. Ese fue un rato divertido, el resto del tiempo es vender, envolver, colocar, guardar, dejar que te mareen para comprar unos puñeteros calcetines y siempre con buena cara y muy amablemente, oyendo veinte villancicos. Esto es así, hasta las ocho de la noche del día antes de reyes, que como la gente no ha tenido tiempo en todo el mes que llevamos con la dichosa campaña de Navidad… Increíblemente, a las ocho menos cinco siempre viene alguien que quiere algo, encima quieren elegir mucho, que se lo enseñes, le expliques y que se lo envuelvas muy bonito, gente muy amable y humana, buenos vecinos y buenas personas, que piensan mucho en los demás. Siempre nos preguntamos que habrán estado haciendo hasta ese momento. Las dependientas también tenemos familia, aunque no lo parezca, y nos gusta disfrutar de nuestro tiempo también, así que, por favor, una recomendación, si el día cinco de enero a las siete, no habéis comprado vuestros regalos, haced tarjetas de “ vale por…” Os lo agradeceremos y no nos acordaremos de todas vuestras familias, mientras envolvemos las bragas para la suegra y los calcetines para el suegro. FELIZ NAVIDAD.

13 comentarios:

  1. ¡Increíble el monólogo tan inteligente, humano, y ante todo, sincero, nos has dejado aquí! Cuanta razón tienes chiquilla, jamás se nos ocurre pensar que sois personas y que tenéis familia al igual que nosotros, como clientes, tenemos la nuestra. Es muy injusta vuestra situación, siempre aguantando a plastas de clientes que se creen la hostia, y que encima, piensan que les debéis estar agradecidos por el hecho de venir a comprar en la tienda (cinco minutos antes de cerrar).
    De veras, hermosilla, este relato te lo has currao bien currao. ¡Enhorabuena!

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    1. Muchas gracias hermosillo, por pasarte a comentar y me encanta que te haya gustado. Un abrazo.

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  2. Me ha encantado. La situación en general es ingrata de por sí, porque para vosotras representa mucho más trabajo del habitual, más horas de pie por el mismo precio y con la sobre-carga de estar cara al público, que eso ya es el sumum cordae. Peo la hilarante anécdota que cuentas en tu relato es desternillante. Única, de las que se dan de ciento en viento y que te arregla el día en menos que canta un gallo.
    Gracias por compartirlo con todos nosotros. Abrazos.

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    1. Gracias por pasarte por aquí.
      Me gusta que te haya hecho reir, y si que es cierto que una situación así te arregla el día y cada vez que te acuerdas te sale una sonrisa automáticamente. Un abrazo.

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  3. Me encantó!A pesar de lo que deben aguantar como vendedoras, está bueno que se presente una ocación así de carcajadas por algo tan sencillo,en este caso las bromas por los villancicos, seguramente que más de uno ,haría tiempo que no se reiría tanto...yo seguramente hubiera sido la que tenía que haber comprado bragas con urgencia ajajaja.Gracias por compartir este relato tan alegre y recordarnos que no hay que dejar para último momento las compras!Besossss

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    1. Muchas gracias guapísima por pasarte y comentar.
      El que os haya hecho reir es lo más importante ya que era de lo que se trataba y si encima sirve para que nos concienciemos un poquito... pues mejor que mejor. Besosssss

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  4. Me ha gustado mucho Isabelle, es la pura realidad, incluyendo ese rato de risas incontroladas con esos comentarios. Es complicado estar frente al público tantas horas, y mantener el humor es primordial.

    Entiendo que cada persona tiene que disfrutar de su tiempo y no entorpecer con tu presencia la hora de salida de nadie.

    jajaja, totalmente cierto lo del novio........

    Muchos besos
    m.j.

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    1. Gracias por pasarte por aquí y si que es la realidad pura y dura, un poquito concentrada...
      Un abrazo.

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  5. Así somos de tontos los muchachos cuando compramos para las chicas. Me he reído un montón porque me he visto reflejado en esa historia y con lo de los villancicos es que se me saltaban las lágrimas de la risa. Gracias por compartirlo.
    Es bueno reírse a mandíbula batiente por cosas tan triviales pero tan jocosas.

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    1. ¿ Sabes que el novio tenía un cierto parecido contigo?
      Muchas gracias por pasarte a comentar. Me gusta mucho que os hayais reido con mis tonterías. No os imaginais la satisfacción que me produce provocaros un poquito de felicidad.

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  6. Lo leí de nuevo y de nuevo me he vuelto a desternillar de la risa... ja,ja,ja,ja muy bueno y apropiado para estas fiestas hermosilla!!! ja,ja,ja,ja,ja

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  7. Yo también. Qué risas, por favor!!!! Beben y beben y vuelven a beber, los peces en el río por ver a Dios nacer, jajajajajaja... Gracias por compartirlo!!!
    Un abrazo y felices fiestas.

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  8. hola Isabelle, tenía pendiente leerte. Eres fantástica!! tienes razón siempre me lo pregunté en mis años de dependienta, que hacen esperando hasta la hora de cerrar para comprar!!! lo has contado de maravilla. Aún me río!! eres genial.

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vuestras opiniones me importan y mucho...graciassss