Esta soy yo, son mis pensamientos, mis ilusiones, mis sueños en definitiva, os presento mi mundo, que espero que os guste y seáis muy felices en mi pequeño rincón de la fantasía y la magia...

martes, 29 de mayo de 2012

IRIS, UN SUEÑO ROTO.

Los gritos de alegría, las canciones y el alboroto se oían desde el exterior del bar. Era un pueblo pequeño de Castilla- León y casi todos sus habitantes estaban en la única taberna del pueblo y digo taberna, porque no se le podía llamar bar. Estaba en el centro del pueblo allí era donde los lugareños se veían una vez al día para charlar, ver las noticias y comentar los sucesos del día, pero hoy era diferente, hoy había una gran celebración, Iris, la única hija de Manuel “el palomo“, se iba a la universidad de Salamanca. Era todo un acontecimiento porque Iris era la alegría del pueblo y no era una exageración, porque era la única chica que había, todos los demás nacimientos habían sido varones. Ella era la niña mimada de mayores y pequeños y lo sabía. Hacía lo que quería de todos y a su vez era cuidada y protegida por todos ellos. Ya se había hecho mayor, pero para todos siempre sería aquella niña que los volvía locos con sus travesuras. Hoy se despedían de ella, se marchaba a la universidad y aunque no estaba excesivamente lejos, sí lo suficiente como para tener que quedarse a dormir allí a diario, para regresar al pueblo los fines de semana. Pronto comenzaba el nuevo curso y ya estaba todo listo. Habían alquilado una habitación en un piso con otras cuatro chicas más, a las que ya había conocido y que a sus padres les habían causado una grata impresión. No lejos de allí en otro piso estaba viviendo uno de sus primos, así que no estaría sola. Iris enseguida se adaptó a su nueva vida, era algo muy deseado desde hacía años y por fin se había cumplido su sueño, ser universitaria, comenzar a vivir su vida, conocer gente diferente y cambiar su entorno. El ambiente universitario de la ciudad, era algo que ella veía como algo muy lejano y por fin estaba en él. Aprovecharía totalmente esta oportunidad que le daba la beca que con tanto esfuerzo había conseguido, para conseguir una vida mejor. Las clases le entusiasmaban y con sus compañeras de piso se llevaba fenomenal, eran muy divertidas y buenas chicas tan estudiosas como ella. Los meses fueron pasando, y aunque solía ir al pueblo los fines de semana, estas visitas se fueron espaciando cada vez más porque cuando tenía que preparar exámenes o trabajos, prefería quedarse en su habitación estudiando ya que había conseguido decorarla de tal forma que era un lugar muy agradable y funcional, donde nadie le molestaba para estudiar y donde podía pasar muchas horas sin sentirse agobiada entre cuatro paredes. A ella le encantaba su habitación, allí estaba tranquila y era feliz. Ya se acercaban las Navidades, se notaba en el ambiente por toda la ciudad, los últimos exámenes estaban al caer, todo había ido bien, solo faltaba un último esfuerzo, solo dos días más y tendría tres semanas de vacaciones para descansar , salir, dormir y disfrutar de los suyos. Se había levantado muy temprano, por la tarde tendría el último examen. Estudió un buen rato, un último repaso general, después se duchó y bajó a por el pan corriendo como siempre. Salió sin mirar siquiera por donde iba y la calle estaba muy transitada ya que era una de las calles de subida a la plaza mayor y sin saber como, se chocó contra un chico. El encontronazo fue tan fuerte que cayó al suelo, pero antes de darse cuenta, el chico ya la estaba levantando pidiéndole mil disculpas a la vez que intentaba que Iris recuperase el equilibrio, cosa que le costó ya que parecía aturdida. Después de unos momentos, ella se recompuso, le sonrió, le dio las gracias y con una sonrisa siguió su camino. No se volvió a acordar de él, tenía otras cosas en la cabeza en ese momento. El examen fue todo un éxito, salió muy contenta, se reunió con sus compañeras de piso y después de comprobar sus buenas notas, decidieron salir a celebrarlo. Aquella noche era la noche vieja estudiantil, una nueva tradición en la que los universitarios de Salamanca celebran el final de los exámenes y el fin de año con un ritual en la plaza mayor, en el cual a las doce de la noche y con las campanadas del reloj, se comen doce gominolas con los que han sido sus compañeros y amigos, antes de irse a sus respectivos hogares para disfrutar de las vacaciones. Se pusieron muy guapas y sus caras de felicidad irradiaban alegría a su paso. Se dirigieron a la plaza y allí entre una verdadera multitud, celebraron el ritual, se comieron las gominolas y cuál fue su sorpresa que cuando se estaban felicitando el año nuevo justo detrás de ellas apareció Álvaro. Álvaro era el chico con el que se tropezó en la calle, él iba con sus amigos, que a su vez se presentaron y todos juntos siguieron la fiesta, bailando y cantando durante toda la noche. Era un grupo muy homogéneo y lo pasaron muy bien. Llegado cierto momento de la noche Iris y Álvaro se separaron del resto del grupo, había mucha química entre ellos y tenían la necesidad de hablar a solas ya que no se verían en tres semanas y querían darse sus teléfonos y en definitiva, querían estar solos. Fueron por una de las calles que estaba repleta de gente, ellos dos iban hablando, y en un momento de audacia, Álvaro agarró su mano y ella se lo permitió y así siguieron calle abajo, se miraban y se reían, había mucha complicidad, aún a pesar, de que se acababan de conocer. A lo lejos se acercaban cuatro muchachos cantando y riendo, a los cuales no les prestaron mucha atención, por no decir ninguna, eran unos más de los que se estaban cruzando por la calle. Cuando llegaron a su altura, los cuatro muchachos, se pararon a hablarles rodeándoles. Comenzaron a meterse con ellos, increpándoles, sobre todo uno de ellos, mientras la gente pasaba a su lado, les miraban y seguían su camino. La discusión subió de todo, Iris gritaba y ellos también, hasta que de un empujón y entre los cuatro, los metieron en un callejón sin salida donde comenzaron a pegarles. La paliza a Álvaro fue monumental, incontrolada, brutal, mientras Iris intentaba zafarse del que la tenía sujeta por la espalda. Las patadas recorrieron todo su cuerpo a un ritmo frenético sobre todo uno de ellos, le pegaba con tal saña que los otros tres dejaron de pegarle para observar la brutalidad de lo que estaban haciendo y empezaron a increparle para que parase pero ya era tarde, el cuerpo inerte de Álvaro cayó por última vez al suelo con un sonido seco que les dejó a todos mudos. Oyeron las sirenas de la policía cogieron a Iris y salieron corriendo con ella en volandas, la llevaban entre dos, ella intentó zafarse y gritar pero con un golpe seco la dejaron inconsciente, así parecería que estaba borracha y nadie sospecharía nada. Nadie sospechó lo que estaba pasando. Cruzaron la plaza mayor sin ningún problema y se dirigieron a un piso, donde pensarían que hacer. Le ataron las manos y la amordazaron, Iris seguía inconsciente, mientras los tres amigos la miraban, el cuarto se agarraba la cabeza intentando pensar qué era lo que podía hacer. Le costaba centrarse, habían bebido mucho y habían fumado maría sin control durante toda la tarde, estaban confusos. Decidió ir a despejarse y allí dejó a sus tres compañeros de correrías con ella. En cuanto se marchó, unos minutos más tarde, Iris despertó y comenzó a moverse intentando deshacerse de las ataduras. Ella abría sus enormes ojos e intentaba entender que era lo que estaba pasando, ya que no comprendía nada. Poco a poco comenzó a recordar y sus movimientos eran cada vez mas desesperados. Con el forcejeo se le había roto su blusa y uno de sus pechos estaba al aire, los tres chicos era solo lo que veían, el pecho al aire, y se quedó quieta al darse cuenta de lo inútil de su esfuerzo. Los tres se miraron y con una sonrisa despiadada, echaron a suertes los turnos de actuación. Iris comenzó a luchar de nuevo y cuanto más se movía ellos más se excitaban. Arrancaron sus ropas salvajemente a tirones hasta que la dejaron completamente desnuda y con las manos atadas y amordazada, la colocaron encima de una de las camas del piso de estudiantes. Soltaron sus manos que las tenía a la espalda, atándolas en el cabecero de la cama de forja, inmovilizándola. Una vez atada, los tres se subieron a la cama y mientras dos de ellos le sujetaban por su larga melena, para que no se moviese, el tercero la violaba sin piedad embistiéndola con tal brutalidad que todo su cuerpo se estremecía y botaba en la cama como si se tratase de una muñeca, soltando terribles quejidos que apenas se oían a través de la mordaza. Los dos que la sujetaban, ante tales embistes, cada vez se excitaban más y mordían sus pechos, al principio disfrutando de ellos, después y ante los cada vez más violentos movimientos de su compañero acabaron mordiéndolos con saña arrancándole las aureolas y parte de los pechos a mordiscos. En ese momento Iris perdió el conocimiento, por suerte para ella… Cuando el primero de ellos termino de copular, inmediatamente le siguió el segundo y después el tercero y así cuantas veces quisieron, discutiendo entre ellos, las veces que lo había hecho cada uno, estaban totalmente enloquecidos acabaron violándola simultáneamente los tres, cualquier orificio les servía a aquellos tres salvajes. Iris recobró el conocimiento varias veces, pero no del todo, era un estado de semi-inconsciencia por unos segundos y después sencillamente se dejó ir, no quiso luchar más. La terrible violación duró unas dos horas, que fue lo que tardó el cuarto chico en volver. Cuando este entró en la habitación y vio aquello…. No podía creérselo, dio puñetazos a diestro y siniestro apartándolos de la chica. Cristina no podía dormir, los ronquidos de su marido y el ruido que había en la calle la habían desvelado. La verdad es que sentía envidia de aquellos jóvenes de juerga, sentía nostalgia de sus tiempos de estudiante, para ella esa fue la mejor etapa de su vida. Se tomó un vaso de leche y se asomó a la ventana a pesar del frío que hacía. Había mucha gente por la calle, pero algo llamó su atención y fue a la otra ventana para asomarse al callejón. Lo que vio la dejó estupefacta, tres chicos pegaban una paliza a un muchacho, mientras otro sujetaba a una chica. Cogió el teléfono y llamó a la policía, que como estaban en alerta, por la fiesta tardaron lo mismo que ella y su marido en bajar a la calle a socorrer a la pareja, pero cuando llegaron solo encontraron el cuerpo inerte de Álvaro, de la chica no había ni rastro. Relató lo que había visto a la policía describió a los cuatro muchachos y a la chica e inmediatamente se activó un gran dispositivo para localizarla. La noticia corrió como la pólvora por toda la ciudad y multitud de testigos acudieron a la policía para contar como les habían visto discutir en la calle y se lamentaban por no haber intervenido, pero nadie era capaz de identificar a los chicos, al parecer nadie de los que pasó por allí les conocía personalmente, pero sí que recordaban que no les eran totalmente desconocidos, aunque fuese solo de vista. Al día siguiente el cuerpo de una chica apareció flotando en el río Tormes. La noticia conmocionó a toda la ciudad al principio y después a nivel nacional, al darse más detalles del brutal asesinato en todos los telediarios, donde se pedía la colaboración ciudadana para arrestar a los posibles culpables. En el pueblo no daban crédito a la terrible noticia, su niña había muerto. Fue un gran mazazo para todos y hubo una gran conmoción que aumentaba cuantos más detalles se sabían de la muerte de Iris, una muerte tan terrible, tan horrorosa, tan sin sentido. Las investigaciones siguieron su curso, sabían que eran cuatro, que se llevaron a la chica a algún sitio cerca de la plaza mayor, porque no les dio tiempo a ir más lejos. El dispositivo cerrando cada una de las calles fue muy rápido y gracias a los testigos que vieron como llevaban a una chica borracha pudieron reconstruir casi el itinerario. Situando a los testigos pudieron saber por cual de las puertas salieron de la plaza y desde allí comenzaron a registrar pisos de estudiantes y hoteles en las cercanías. Cuando llegaron al piso de los cuatro muchachos, estos ya habían terminado de limpiar la habitación donde había sucedido todo. A los policías les sorprendió lo recogido que estaba todo, teniendo en cuenta que habían estado de fiesta, que eran cuatro chicos y que estaban a punto de irse a casa de vacaciones, así que allí investigaron más profundamente, algo no cuadraba…. La sorpresa fue mayúscula cuando les pidieron la documentación. Uno de ellos era primo de Iris. Se derrumbó a la segunda pregunta y allí mismo confesó lo que había pasado. La había visto con aquel chico y le daba la mano, a su niña, a la niña de sus ojos. Él no permitiría que nadie la hiciese daño, al chico no lo conocía…… Ingresó en prisión inmediatamente. En el pueblo se fue la alegría, jamás olvidarían semejante crimen, y todo por protegerla…… ISABELLE LEBAIS.

6 comentarios:

  1. Es un cuento violento y cruento. Está bien redactado, pero son tan abominables los actos cometidos contra esa pobre chica que quedas horrorizado y ya nada consuela, ni siquiera la detención de los asesinos.
    Es una muerte atroz y sin razón y deja un regusto amargo en la boca. No es mi género favorito pero está bien llevado y escrito.
    Gracias por compartir.

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  2. Una sensación de asco, impotencia y sobre todo, una IRA tremenda, es lo que te queda dentro, después de leer este relato que, podría decirse es una noticia de prensa pues, esto ocurre día sí otro también en cualquier calle de España o del mundo entero. Y esa es precisamente la rabia, el saber que lo que tú describes tan bien, es la pura y dura realidad en este asqueroso mundo de maleantes, drogadictos y mafiosos.
    Los seres normales, somos sólo, los que nos horrorizamos y miramos para el otro lado mientras estas cosas siguen pasando.

    ¡Muy buen relato, Isabelle! y te puedo asegurar que casi, sentía el dolor que sentía Iris mientras la violaban y destrozaban.

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  3. Con perdón, a mi me sobra la descripción de la habitación de la chica. Es que se hace un poco pesado antes de entrar en acción, pero... solo es una opinión.
    Por otra parte, el relato es de lo más espeluznante y estremecedor. Al contarlo tan fríamente el resultado es mucho más caótico, rabioso y desazonador.
    Es un buen relato que no sabía que podías escribir. Muy bien, Isabelle.

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  4. Salvaje, espeluznante y cruel, muy cruel. Muy bien contado y escrito. ¡Qué escalofrío! Pobres chicos, a uno lo matan de una paliza y a la otra también pero de forma más sádica.
    Eres toda una escritora, Isabelle con seudónimo.
    Me alegro que registres tan bien todos los géneros.
    Soy Isabel Oliva, pero no me apetecía poner la cuenta de google porque no había accedido a ella, pereza... zzz...

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  5. ¡Enhorabuena! Has conseguido que nos sintamos transportados a esa maravillosa ciudad, y a la vez que nos vengan a la cabeza todas esas historias aparecidas en la prensa, donde unos mal-nacidos hacen de las suyas, a la vez que todos intentamos encontrar un "no-sé-qué" para entender lo incomprensible.
    Además, se me ha puesto la piel de gallina... Tengo una prima, melena rubia, estudia Psicología en Salamanca... 22 años... y de nombre Iris... Acabo de ir a su muro. Ufff... ¡Parecía tan real! Espero que no suceda nunca a nadie...

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  6. Este lo leí y me encantó y me dolió. Recuerdo no poder comentar en su día.
    Hoy puedo, lo recuerdo perfectamente. Te aseguro que lo describes muy bien.
    Esto nunca debió suceder.
    Un besote.

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vuestras opiniones me importan y mucho...graciassss